Bebés que “lloran mucho”. Bebés que “no paran un segundo”, que siempre “necesitan más”. Bebés que piden todo el rato teta o biberón. Bebés que duermen poco (o mucho menos de lo que nos gustaría). Bebés que necesitan tenerte cerca 24/7. ¿Te suena? En esta entrada, escrita en colaboración con nuestra compañera Elisa, vamos a hablar de los llamados “bebés de alta demanda”, aunque lejos de etiquetarles, lo primero que queremos dejar claro es que son niños completamente normales.
El término fue acuñado por primera vez por el pediatra William Sears tras nacer su cuarta hija y darse cuenta de las necesidades tan distintas que tenía respecto a los demás. Esto le hizo profundizar sobre el tema y tratar de definir las características principales de estos niños:
- Ante todo, insistimos: esto no es ningún trastorno ni ninguna enfermedad. Son niños completamente normales, simplemente tienen más necesidades afectivas que otros y así nos lo hacen saber. Son exigentes y no se conforman fácilmente.
- Demandan más estímulos que el resto de niños: afectivos, sensoriales, de movimiento… Son absorbentes, parece que siempre necesitan más y más.
- Son muy sensibles y con baja tolerancia a la frustración.
- Son “pasionales”: demuestran con intensidad tanto la alegría, como la tristeza, el malestar, el enfado…
- Suelen pedir alimento con frecuencia. En ellos cobra especial relevancia la succión como forma de de contacto y relajación.
- Suelen necesitar el contacto físico para dormir. Son habituales los despertares frecuentes y las micro siestas.
No se trata de etiquetar a estos niños, todo lo contrario. Somos los adultos (la sociedad en general) quienes a menudo tenemos unas expectativas equivocadas de lo que es un bebé o un niño. Estamos seguras de que para muchos padres será un consuelo saber que su bebé es normal y que su comportamiento no se debe a que lo estén malcriando o haciendo algo mal, simplemente su niño es más demandante que otros.
¿Qué podemos hacer?
Dejarles llorar y llorar no es la solución. Ante situaciones de estrés, como el llanto, se liberan en la sangre sustancias como el cortisol, que en cantidades elevadas y de forma mantenida, tiene efectos perjudiciales sobre él organismo tanto a corto como a largo plazo. Con esto no queremos decir que tu hijo no deba llorar. Los niños lloran, es normal, forma parte de su lenguaje para comunicarse con nosotros. Simplemente creemos que lo correcto es intentar responder a esa demanda (que no es lo mismo que complacer todos sus deseos).
No hay que intentar “ cambiar” al niño, sí ayudarle a canalizar sus emociones y sus actos de manera constructiva.
Algunas sugerencias:
- Atiende sus demandas y dedícale tiempo.
- Lo anterior no quiere decir que debas complacerle siempre y en todo. Pon límites claros, adaptados a su edad y sobre todo sé consistente.
- Refuerza positivamente su buen comportamiento.
- No le compares.
- No emplees nunca la violencia.
- Ante las rabietas, actúa con mucha calma, pero con firmeza.
- Escúchale, habla con él , deja que se exprese.
- Si te ves sobrepasado, pide ayuda, ya sea profesional o del entorno. Ser padre de un niño de alta demanda puede ser realmente agotador, incluso frustrante.
Probablemente más de uno os hayáis sentido identificados. Esperamos haberos dado algunas herramientas y sobre todo haberos quitado un peso de encima. Tenéis un niño normal, simplemente hay que aprender a entenderle y “llevarle” de la mejor manera posible para él/ella y para vosotros.
#posdatatupediatra