Algo que a priori parece sencillo pero que a menudo genera muchas dudas. Vamos a intentar resolverlas todas.
Antes de empezar… ¿Hay que esterilizar los biberones?
No es necesario, pero sí hay que lavar todas las piezas del biberón cuidadosamente con agua y jabón y después dejarlas secar al aire sobre una superficie limpia (no secar con paños o similar).
¿Agua del grifo o embotellada?
Pues lo mismo que tú hagas. Si donde vives consumes regularmente agua del grifo, puedes utilizarla también para preparar biberones. En cambio, en aquellos lugares donde sea más recomendable beber agua mineral, deberás emplear agua embotellada. En este último caso, siempre debes fijarte que especifique en la etiqueta que es “de mineralización débil” o “apta para la preparación de alimentos infantiles”.
¿Cómo lo preparo?
- Lávate bien las manos y la superficie donde vayas a preparar el biberón.
- Hierve el agua necesaria y viértela en el biberón. La razón de hervirla (y no sólo calentarla) es asegurarse de que alcanza la Tª de 100ºC. Esto es necesario porque las fórmulas infantiles en polvo NO son estériles. Aunque es poco frecuente, pueden contener bajas concentraciones de bacterias (destacan por su importancia Cronobacter y Salmonella) que podrían causar infecciones graves al bebé.
- Espera aproximadamente 3-5 minutos para que se enfríe un poco y añade la leche en polvo. Se sabe que por encima de los 70ºC, si la leche en polvo estuviera contaminada, las bacterias morirían.
- Muy importante, siempre debes seguir la misma proporción: por cada 30 ml (1 onza) de agua, un cacito raso de leche en polvo. Por tanto los biberones siempre se preparan de 30 en 30: 30 ml, 60 ml, 90 ml…no sirven “medios cacitos” o reglas de tres.
- Agita el biberón para que se mezcle bien.
- Antes de dárselo al bebé hay que enfriarlo. Para ello, pon el biberón en contacto con agua muy fría. Después comprueba que esté a la Tª adecuada.
- Una vez preparado, si no se lo ha tomado en 2 horas, debes desechar la leche.
La pregunta del millón: ¿Es INDISPENSABLE hervir el agua?
Sin duda es lo más recomendable. Así lo especifican la OMS (Organización Mundial de la Salud), la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) y otros organismos oficiales. A pesar de que seguramente la mayoría de las personas NO lo haga, el número de casos de toxicoinfecciones alimentarias por leche en polvo es muy bajo. De ello se deduce que seguramente el riesgo no es alto. Pero ya que lo sabes, siempre que puedas, mejor hierve el agua.
¿Hasta cuándo tengo que hervir el agua?
Realmente la manera más correcta de preparar un biberón es como te estamos contando, hirviendo el agua, por lo que lo más recomendable sería hacerlo siempre. Es cierto que esto es especialmente importante en el caso de bebés prematuros, bajo peso o menores de 6 meses, ya que son los que tienen mayor riesgo de contraer una infección potencialmente grave.
¿Y si no puedo?
En este caso lo más recomendable sería un biberón de fórmula líquida, de los que ya vienen preparados. Estas fórmulas SÍ son estériles.
Si tampoco dispones de esta opción, prepara el biberón con agua a Tª ambiente en las máximas condiciones de higiene y ofréceselo al bebé inmediatamente.
¿Cómo lo hago si me voy fuera de casa?
No puedes llevarte los biberones preparados de casa, ya que representan un estupendo caldo de cultivo para que las bacterias proliferen. Tendrás que llevar por un lado un recipiente limpio con agua, por otro la leche en polvo y preparar el biberón en el momento. Puedes intentar conservar el agua caliente en un termo, aunque es difícil que en el momento de la preparación el agua todavía esté a una Tª de 70ºC o superior (que es la que asegura que se mueran las bacterias, en el caso de que las hubiera).
¿Puedo dejar los biberones preparados para la noche?
Lo ideal es prepararlo en el momento. Pero los que tenemos un bebé hambriento y ansioso, sabemos lo largos y angustiosos que pueden resultar los 15-20 minutos que se tardan en todo el proceso. Una buena opción es preparar el biberón como hemos descrito más arriba, enfriarlo rápidamente y guardarlo en la nevera, donde lo puedes conservar hasta 24 h. Cuando el bebé tenga hambre, sólo tendrás que sacarlo, calentarlo un poco (si quieres) y dárselo.
Esperamos que la próxima vez que tengáis que preparar un biberón tengáis todo mucho más claro. Si tenéis más dudas, os leemos!