Hoy queremos hablaros sobre un tema diferente, del que no solemos hablar en consulta, pero es importantísimo para el desarrollo de nuestros hij@s. Hoy nos adentramos en un tema oculto, esperando que sea de vuestro interés y que esto os lleve a leer más y aumentar vuestros conocimientos.
¿Qué es la sexualidad? ¿Es importante en la infancia? ¿Cómo podemos los padres participar en la educación sexual de nuestros hij@s? ¿Es normal que los niñ@s se autoexploren? ¡Sigue leyendo y resuelve todas tus dudas!
Todas las personas hablamos y oímos hablar de la sexualidad, desde que nacemos hasta que nos morimos. La sexualidad es algo que sobre todo se siente, ya que es difícil definirla con palabras, es algo serio y debe tomarse como tal. Es una demostración de respeto entre las personas, una forma especial de comunicación que abarca multitud de aspectos: biológicos, psicológicos, sociales, etc.
Educar en sexualidad en la infancia es favorecer que los niñ@s vayan construyendo una madurez, de tal manera que el resultado final sea que se conozcan, que se aceptan y que sepan expresar su erótica y sexualidad de un modo que les haga felices. Esto, que puede parecer muy ambicioso y complejo, puede ser sencillo si tenemos algunos conocimientos básicos y somos capaces de crear un clima de respeto y aceptación… ¿os ayudamos a hacerlo?

La educación sexual va mucho más allá de lo que pensamos, la educación sexual es aprender a conocerse y a aceptarse. Aceptar la sexualidad de nuestros hijos e hijas tal como ellos o ellas la viven y la expresan es un reto que exige respeto, tolerancia, comprensión, tacto, sensibilidad y mucho cariño. Como padres y madres nuestra implicación es necesaria, adaptando nuestros mensajes a la edad de nuestros hij@s. Esta educación comienza mucho mucho antes de la adolescencia:
–Partes del cuerpo: desde pequeños debemos enseñarles las partes del cuerpo, incluidos los genitales y ponerles nombre, algo que es sencillo y muchas veces lo hacemos complicado. Lo importante es que todo tenga nombre y que este nombre no resulte vulgar. Deben aprender qué es el pene, los testículos, la vagina y la vulva, para saber reconocerlos.
–Pertenencia: Debemos enseñarles que su cuerpo es suyo y que las partes cubiertas por las bragas y calzoncillos no las debe tocar nadie. Tampoco le pueden obligar a mirar o tocar las partes íntimas de otras personas.
–Secretos: Hay que enseñarles la diferencia entre los secretos buenos y malos. Un secreto que les asuste o les ponga tristes no es bueno y deberían contarlo a un adulto de confianza.
–Sinceridad: tanto en la infancia como en la adolescencia se procura buscar respuestas en quien se interesa y en quien transmite confianza y cariño. Las preguntas surgirán y dependiendo de cómo las afrontemos dejaremos paso a nuevas preguntas.
–Comunicación: si desde pequeños preparamos el terreno de la comunicación, más adelante será menos complicado. Lo realmente importante es que aprendan que cuentan contigo y por supuesto SIEMPRE DECIR LA VERDAD, no ganamos nada ocultando información.
–Respeto: en la adolescencia el camino empieza por el respeto. Hasta que no surja la atracción no sabremos si un chico o una chica siente el deseo de un modo u otro, incluso cuando esta atracción surja puede que no sea definitiva. Se trata de educar de modo que, sea cual sea la orientación, sean felices. Conocerse, aceptarse y expresar la erótica de un modo saludable será nuestro objetivo.
–Intimidad: los adolescentes necesitan su espacio de intimidad, del mismo modo que necesitan tener sus secretos u otros interlocutores, además de los padres. Debemos entender que aunque no nos hagan preguntas o busquen respuestas en otros sitios, no significa que hayamos dejado de importarles o que ya no sea necesario que sigamos aportando nuestro criterio y nuestra opinión.
–Hablarles cuando lo necesitan: hablar de los cambios que sucederán en la pubertad (https://posdatatupediatra.com/2021/04/26/es-hora-de-cambiar-ha-llegado-la-pubertad/(se abre en una nueva pestaña)) y adolescencia una vez que han sucedido es de poca ayuda. Debe ser antes y sobre todo tratando de comprender sus preocupaciones, sus incertidumbres y sus dudas, sin frivolizarlas, ni minimizarlas. Podemos facilitarles recursos donde puedan acudir para obtener información y, llegado el caso, donde puedan recibir atención sanitaria.

La mala información, los prejuicios y, en muchas ocasiones, el silencio, han contribuido a que se formen mitos. Algunos de ellos os los traemos hoy aquí. ¿Los conocéis?
-Es necesario desterrar mitos que señalan que hay cuerpos más preparados para las relaciones eróticas que otros. Cuando la realidad es que todos los cuerpos de todos los chicos y de todas las chicas están igualmente preparados.
-No es mejor ni peor madurar o haber madurado antes o después. No es una competición. Por tanto, la edad de la primera regla o de la primera eyaculación carece de importancia.
-La masturbación, es lo que es y nada más. No indica otra cosa. Si es buena o mala, adecuada o inadecuada, dependerá de quien la practique y de sus valores.

En relación a este último mito, queremos finalizar tratando un aspecto muy importante de la sexualidad de nuestros hij@s: la masturbación.
La masturbación es la autoestimulación y exploración de los genitales por placer, siendo una actividad normal y frecuente en los niños desde los primeros años de vida. Es poco frecuente antes de los 6 meses, aumentando entre los 2 a 7 años. Hacia los 6 años es muy probable que disminuya su frecuencia o que lo hagan de forma más íntima y ya en la pubertad vuelve a aumentar. En la adolescencia, la masturbación es casi universal, ya sí en relación con los cambios hormonales y el inicio del deseo sexual.
La frecuencia con que un niñ@ se masturba puede variar, pero es más frecuente cuando se va a dormir, está aburrido o si está sometido a algún tipo de estrés. Durante la masturbación, puede parecer ensimismado, acalorado y sudoroso, con movimientos rítmicos de la cabeza o extremidades y al concluir puede quedar cansado.
¿Qué consecuencias puede tener? Aparte del placer que le proporcione al niño, nada aunque en ocasiones sí puede producir irritación del área genital.
Una vez que el niño ha descubierto que la masturbación le proporciona placer, no hay que esperar que deje de hacerlo de inmediato. Si consideramos que casi todos los niños más tarde o más temprano se masturban y que lo hacen porque realmente les gusta, no habría que hacer nada. En muy raras ocasiones, se trata de un indicador de algún otro problema. Si la masturbación fuera compulsiva, es decir, frecuente y obsesiva debéis acudir al pediatra.

Por último, dos consejos para manejar estas situaciones:
-Las reprimendas o castigos pueden tener un efecto negativo, porque pueden reforzar esa conducta.
-Enséñele a que no lo haga delante de otras personas, explíquele que es un acto íntimo a realizar exclusivamente en el ámbito privado.
Ya que es un tema muy amplio y muy interesante, si estáis interesados, os recomendamos profundizar en esta guía completa del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte “La educación sexual en la primera infancia. Guía para madres, padres y profesorado de Educación Infantil” (https://www.familiaysalud.es/sites/default/files/11476_19.pdf) y por supuesto muy recomendada la lectura de los dos libros que os indico en la bibliografía.
Bibliografía:
- Construyendo sexualidades, o cómo educar la sexualidad de las hijas y los hijos. Carlos de la Cruz, Juan Carlos Diezma. CEAPA.
- Sexo con sentido. Isabel Serrano Fuster. Síntesis.
- Masturbación en el niño pequeño. Familia y Salud (https://www.familiaysalud.es/podemos-prevenir/eventos-del-desarrollo/consejo-anticipado/masturbacion-en-el-nino-pequeno)