¿Os gustaría saber más sobre las pesadillas y los terrores nocturnos y cómo actuar si les sucede a vuestros hij@s? ¿Alguna vez habéis oído a vuestro hij@ gritar mientras dormía y al llegar a su habitación sigue durmiendo plácidamente?
¡Sigue leyendo y resuelve tus dudas!
Las pesadillas y terrores nocturnos son episodios que alteran la calidad del sueño de los niñ@s y se incluyen en las llamadas parasomnias. La aparición de ambos es normal y no debe alarmarnos, aunque os daremos indicaciones de en qué situaciones consultar con el pediatra.
Terrores nocturnos
Los terrores nocturnos son frecuentes, sobre todo, en niñ@s entre los 18 meses y 5 años y la mayoría de las veces desaparecen cuando el niño crece, sin necesidad de ningún tratamiento específico.
Son episodios de terror durante el sueño, más frecuentes durante el primer tercio de la noche (la fase de sueño más profundo, lo que llamamos sueño No-REM). Duran unos 4-5 minutos y finalizan rápidamente, sin despertar. Durante un terror nocturno es posible que tu hij@: se siente en la cama, grite con angustia, respire más rápidamente y tenga una frecuencia cardíaca más elevada, esté sudando, mueva las piernas o le veamos asustado. Aunque tenga los ojos abiertos, el niño no ve ni oye lo que está ocurriendo, ya que, en realidad, está dormido; tampoco responde a nuestra llamada, ni al tacto. Es muy característico de los terrores nocturnos que no recuerden lo sucedido.
Pueden relacionarse con varios factores: cansancio, fiebre, sueño insuficiente, horarios de sueño irregulares, algunos fármacos o estrés. Suelen existir antecedentes en la familia (el padre o la madre ha tenido terrores nocturnos en la infancia).
¿Cómo actuar ante un terror nocturno?
Aunque nuestra reacción natural sea la de intentar despertar y aliviar a nuestro hij@, es mejor no hacerlo. No debemos intentar interactuar con él ya que puede provocar el efecto contrario y hacer que se ponga más nervioso, por lo que no conseguiremos nuestro objetivo.
Recomendaciones:
- No debemos despertarle, podemos mantenernos a su lado en silencio, esperando a que pase y asegurando que no se haga daño al moverse.
- No debemos recordarle al día siguiente el episodio sucedido, ya que podríamos preocuparle y provocar miedos a la hora de irse a dormir.
- Cuando se produzcan, lo más importante es estar con el niño, ayudarle a calmarse y dejarlo que continúe durmiendo cuando acabe el terror, ya que si algo queremos que os quede claro es que los terrores no producen sufrimiento ni guardan relación con ninguna enfermedad.

Pesadillas
Las pesadillas son sueños largos y complejos que producen temor o ansiedad. Se pueden producir en cualquier momento de la noche, aunque ocurren con más frecuencia durante el último tercio de la noche (la fase de sueño más superficial, lo que llamamos sueño REM) y finalizan con el despertar del niño. Al despertarse el niño sigue estando nervioso, alterado y tiene dificultad para volver a dormirse.
El niño es capaz de describir de forma detallada las características de lo soñado. Se diferencian de los terrores nocturnos en que en las pesadillas el sueño se puede relatar como si lo hubiera vivido, confundiéndose sueño con realidad. Su aparición es normal y no debe alarmarnos. Las pesadillas son muy frecuentes y suelen producirse entre los 7-10 años y no tiene por qué haber antecedentes familiares.
Pueden desencadenarse por numerosos factores: sueño insuficiente, algunos fármacos, estrés o miedo.
¿Cómo actuar ante una pesadilla?
Recomendaciones:
- Lo principal es tranquilizarle y darle seguridad y calma, recalcando que ha sido una pesadilla y que no es real.
- Debemos ayudarles a que vuelvan a dormirse, ya que tardan en tranquilizarse. Como idea, le podemos dejar algún objeto que le dé seguridad o dejar una luz encendida.
- No os recomendamos hablar con ellos sobre el contenido de la pesadilla en el momento del despertar nocturno, eso lo dejaremos para la mañana siguiente. Pero si al día siguiente no la recuerda, no seamos nosotros los que la saquemos a relucir.
- Si comprobamos que es un sueño recurrente y que se repite en el tiempo, debemos preguntarnos si hay algo que lo provoque.
- Debemos evitar videojuegos, programas televisivos y cuentos con contenido de miedo que puedan provocar pesadillas.
- Puede ser de utilidad dibujar la pesadilla, cambiando el final o el elemento que produce temor, de manera que el niño se sienta más seguro con lo que ha ideado.
¿Cuándo consultar con el pediatra?
Si los episodios de pesadillas o terrores nocturnos son muy frecuentes, el niño está cansado durante el día o si se alteran los hábitos de la familia, se debe consultar con el pediatra para descartar cualquier patología.

Rutina de sueño
Hablando de sueño… vamos a daros unos breves consejos prácticos sobre rutinas que mejoran el sueño en calidad y cantidad, practícalos a diario y verás el resultado:
- Procurar que el horario de ir a dormir y de despertarse sea lo más regular posible. Evitar siestas muy prolongadas o que terminen más tarde de las 17.00 h. En niños pequeños, es mejor no suprimir las siestas si las hace habitualmente.
- No convertir el dormir en un castigo.
- Las dos horas previas a acostarse deben ser un momento tranquilo y relajante: de la hora del baño es importante hacer un momento relajado y a la vez divertido, leer un cuento, cenar en familia, escuchar música y hablar cosas agradables que les hayan ocurrido durante el día, en el colegio, en las actividades extraescolares, etc.
- Favorecer que el dormitorio sea un lugar agradable. Temperatura ambiental en el dormitorio entre 19-22 ºC. Favorecer un ambiente silencioso.
- Favorecer la actividad física, evitando que esta sea a última hora del día.
- Evitar bebidas estimulantes (con cafeína, teína, etc.)
- Evitar que vean películas de miedo y la televisión, sobre todo, programas no aptos para su edad.
- Evitar que oigan historias de terror antes de acostarse, así como juegos tanto físicos como electrónicos que supongan una excitación excesiva, por lo menos, en las dos horas previas a irse a la cama.
- El uso de tecnologías (internet, smartphones, tablets, etc.) debe finalizar una hora antes del inicio de las rutinas del sueño. En los adolescentes, es importante fomentar irse a dormir sin el móvil. Por ejemplo: podéis dejar toda la familia el móvil apagado fuera de los dormitorios en una bandeja.
Bibliografía
- Los trastornos del sueño. Pautas de prevención, diagnóstico, tratamiento y derivación en atención primaria. ALDO-UNIÓN. 1º Edición. 2018.
- Terrores nocturnos y pesadillas infantiles. GUÍA PRÁCTICA DE LA SALUD. SemFYC.
- El niño que no duerme bien. Pediatría de atención primaria. 4º Edición. ERGON
- Pesadillas y terrores nocturnos. Familia y salud.