Si traducimos literalmente baby-led Weaning (BLW) al español sería “destete dirigido por el bebé”. Ojo, entendiendo “destete” no como el abandono de la lactancia, sino como la incorporación progresiva de otros alimentos. En español podríamos decir “alimentación complementaria a demanda o regulada por el bebé”.
¿Y en qué consiste? ¿Es una moda? ¿Un método de alimentación “de modernos” …? Precisamente “moderno”, no es. Es la forma en la que se alimentaban los niños antes de que existieran las batidoras, los robots de cocina o se comercializaran las papillas para bebés. Lo que ocurre es que ahora le hemos puesto un nombre más “original”.

¿Cuáles son los pilares básicos del BLW?:
- La leche materna o de fórmula sigue siendo el alimento principal durante el primer año de vida y se mantiene a demanda.
- El niño se sienta a la mesa a comer con el resto de la familia.
- Se le ofrece la misma comida que a los demás, adaptada en forma y textura si es necesario.
- Es el bebé el que se alimenta, en lugar de ser alimentado con una cuchara.
- El bebé decide, entre la variedad de alimentos saludables que se le ofrecen, qué y cuánto comer.
Y de estos 5 pilares, se derivan las principales ventajas del BLW:
- La lactancia se mantiene en exclusiva hasta los 6 meses como recomienda la OMS, sencillamente porque un bebé menor de 6 meses no es capaz de alimentarse solo.
- El bebé aprende por imitación al ver comer al resto de familiares. La comida se convierte en un momento agradable para todos.
- Suele asociarse a una mejor aceptación de nuevos alimentos y texturas.
- Favorece el desarrollo motor.
- Se respetan las señales de hambre y saciedad del niño, no se le fuerza a comer ni se le sobrealimenta.
Quizá te hayas informado sobre el BLW y te guste la idea pero no acabes de verlo claro. Quizá tengas que dejar a tu bebé a cargo de abuelos u otros cuidadores que no se sientan cómodos con la alimentación con trozos y prefieran darle triturados. Cada uno tenemos nuestras circunstancias personales y lo que está claro es que debemos elegir aquello que mejor se adapte a nosotros. Las comidas deben ser un momento agradable, tanto para el niño como para los padres. No se trata de elegir entre trozos vs purés, blanco vs negro. Vamos a repasar una serie de conceptos que nos parecen importantes elijáis el “modelo” de alimentación que elijáis:
- Tener claro que la leche, materna o de fórmula, sigue siendo la principal fuente energética y de nutrientes hasta el año. El resto de alimentos son complementarios. Conforme vayan pasando los meses y el bebé crezca, irán ganando cada vez más protagonismo.
- Respetar las señales de hambre y saciedad del niño. Si aparta la cara, cierra la boca, tira los alimentos…no quiere más. No le fuerces. No le distraigas para que coma.
- Ofrece desde el principio diferentes texturas. Fundamental no retrasar la introducción de texturas sólidas más allá de los 8-9 meses.
- Ofrece desde el principio una variedad de sabores. Todos tenemos desde pequeños una preferencia innata por los sabores dulces. No elijas solo las frutas y verduras de sabores más suaves, sino también aquellos alimentos con sabores más fuertes, ácidos o amargos.
- Déjale que toque la comida si quiere, aunque se manche.
- Cada vez que puedas siéntale con el resto de la familia a la mesa y sed ejemplo. Los niños aprenden sobre todo por imitación.

Uno de los aspectos que os echa más para atrás del BLW es el miedo a los atragantamientos. Aunque a priori nos pueda llamar la atención, diferentes estudios han concluido que el riesgo de atragantamiento NO es mayor en los bebés que inician su alimentación con BLW con respecto a aquellos que lo hacen con triturados.
No se trata tanto de la forma de alimentación que elijáis, sino de tener claras una serie de normas de seguridad que debemos aplicar siempre. Os las detallamos a continuación:
- El niño siempre debe estar en posición vertical para comer, nunca reclinado como por ejemplo en hamaquita o recostado en el carrito.
- Los alimentos que se ofrezcan deben de ser de una textura adecuada. Antes de ofrecérselo comprobad si vosotros sois capaces de aplastarlo con la lengua contra el paladar.
- Saber qué alimentos NO ofrecer: aquellos duros, sobre todo pequeños y en forma esférica o en rodajas (frutos secos enteros, aceitunas, manzana o zanahoria crudas, salchichas…).
- Los alimentos deben de ser de un tamaño adecuado, mínimo como su puño. A partir de los 8-9 meses que ya comienzan a hacer la pinza, se puede empezar a ofrecer trozos más pequeños.
- Evita ofrecer alimentos que formen masas pastosas en la boca, que se les puedan quedar pegados al paladar. Ej: crema de frutos secos, miga de pan…
- Que sea el niño el que o bien se lleve el alimento a la boca o bien acerque la cara y abra la boca cuando aproximas la cuchara. Nunca le metas comida en la boca forzándole o cuando esté distraído.
- Por el mismo motivo, evita distraer con pantallas, cantando…no le hagas reír mientras está comiendo.
- Nunca dejes al niño sin supervisión de un adulto mientras come.
- Para niños más mayores: enséñales desde el principio que mientras se come no se corre ni se juega.
Esperamos que esta pequeña «guía» os ayude en la alimentación de vuestros hijos y os permita disfrutar juntos de ese gran placer que sin duda, es la comida.
#posdatatupediatra